Juan Pablo Oclassen
El poder adquisitivo del Junior de Barranquilla se convirtió en un arma de doble filo para el club. Poner grandes cantidades dinero por un jugador, a veces, no es la mejor idea del mundo. Mucho menos, cuando el momento deportivo del futbolista no corresponde con el valor que le dan. Varios casos pueden saltar de malas inversiones que hizo Fuad Char por extranjeros que después no rindieron en el rojiblanco.
Los casos más recientes son los del chileno Matías Fernández, quien decidió dejar el fútbol profesional esta semana, y el del peruano Alberto Júnior ‘El Mudo’ Rodríguez, quien llegó al cuadro ‘Tiburón’ como figura de la selección del ‘Tigre’ Gareca. Los dos fueron presentados como esperanzas y se fueron sin pena ni gloria, recibiendo salarios altos y jugando muy poco.
‘El Mudo’ llegó un año antes que el chileno, a pocos meses de disputar el Mundial de Rusia 2018 y solo jugó seis encuentros. Por su parte, Fernández, con una carta de presentación inmensa, se unió al Junior en el 2019. Terminó jugando 16 partidos, pocos como titular, marcó dos goles e hizo parte del plantel campeón del Apertura 2019 con Comesaña.
¿Por eso no rinden los futbolistas en el Junior de Barranquilla?
Sin embargo, Rodríguez dio una entrevista esta semana en la que aceptó con cinismo que no quería jugar en el Junior. Quería permanecer en Universitario de Deportes y por eso pidió una cantidad exagerada como salario; expresó que no contó con que le fueran a cumplir con esa solicitud, pero se llevó una sorpresa por el poder económico que tiene la Familia Char. «Hubiera pedido más», reflexionó el peruano tras su experiencia con el conjunto colombiano.
“La verdad yo no quería ir, pero me insistían. Yo dije: ‘voy a pedir para que me digan que no. Cuando pedí, me dijeron: ‘listo, no hay problema’. Yo dije: ‘hubiese pedido más’ (risas). Cuando me entero quiénes eran los dueños, me dije: ‘hubiese pedido más’. Igual fue bastante bueno (el sueldo)”, expresó el peruano en entrevista con ‘La fe de Cuto’.