Juan Pablo Oclassen
El Real Madrid de Carlo Ancelotti no puede salir del transe de fútbol que le está produciendo el Manchester City. Pep Guardiola dispuso un equipo que está anulando completamente al cuadro español. 2-0 en la primera mitad y pudieron ser muchos más si no es por la aparición del belga Courtois. El portero es el único jugador de los blancos que está respondiendo. Camavinga fue el principal enemigo del visitante.
Un partido completamente distinto al de la ida. En el que los madrileños fueron superiores durante 70 minutos o hasta que cayó la igualdad de Kevin De Bruyne. La tenencia de la pelota (70%), a veces, no dice mucho en un juego contra el Madrid. Sin embargo, en esta vuelta de UEFA Champions League en Etihad Stadium, esa estadística acompaña, demarca y explica la superioridad del cuadro dirigido por Guardiola.
Camavinga como lateral izquierdo se demostró como un desconocedor total del puesto. Bernardo Silva halló la luz en sus bajezas o su falta de conceptos para cumplir en esa área. Pudo penetrar por esa zona en el primer tanto del juego y aprovechó su distracción para marcar el segundo el completa soledad. El portugués es un jugador brillante, que lo atacó durante los primeros 45 minutos y rara vez perdió.
El error de Eduardo Camavinga
Eduardo cometió un error grave en el segundo tanto del Manchester City, que se está instalando en su segunda final de Champions League en la historia. Un francés que llegó al Madrid como volante ofensivo y poco a poco fue bajando de posiciones, jugando donde más lo necesiten. Bernardo Silva encontró un espacio libre sobre la izquierda porque Camavinga salió a cortar innecesariamente al medio, como si estuviera apelando a la memoria de su antigua posición, pero ante el pobre retroceso de Vinicius, los visitantes sufrieron el tercer gol en el global.